El Gong y la fuerza de lo imperceptible

¿Lo que sientes parece ser del tamaño del universo? Sentir nuestras emociones, vulnerabilizarnos y abrirnos a la posibilidad de prestar absoluta atención a lo que nos ocurre por dentro es un regalo que podemos hacernos. Lo cierto es que nuestras emociones pueden sentirse tan enormes y profundas como lo más infinito que podemos imaginar, y quizás lo son. ¿Cómo es que todo eso puede caber dentro de nosotros? Basta con creer que somos capaces de sentir todo lo que queramos y con tanta intensidad como lo intencionamos para darnos cuenta de que lo que nos rodea es también, de alguna forma, parte de nosotros. 

Algo muy parecido a ése planteamiento es lo que sucede con la terapia de Sound Healing. No podemos ver ni tocar nuestras emociones, podemos resistirlas, pero aún así, permanecen. El sonido, por ejemplo, es una frecuencia que aunque resistamos, nos atraviesa en forma de vibraciones. ¿Te has puesto a pensar en todo lo que nos rodea y nos atraviesa sin que lo podamos percibir a simple vista? 

Existe un gran espectro de ondas y frecuencias de sonido, las del Gong, un instrumento de percusión que genera un sonido profundo y vibraciones largas, pueden ser utilizadas de forma terapéutica. 

No sólo tiene un efecto relajante y liberador a nivel fonético, sino que las vibraciones provocadas por éste instrumento provocan algo físico y tangible en nosotros. Terapeutas del sonido se han dedicado a indagar en los efectos del Gong en el cuerpo para descubrir que éste  puede ayudar a relajar el latido del corazón. Y a nivel energético, el Gong es utilizado como un complemento para lograr un equilibrio. Los Sound Healers identifican la vibración equilibrada de una persona como señal de salud, mientras que un desequilibrio emocional podría resultar en alguna dolencia. 

En la terapia de Sound Healing, se dice que el sonido del gong transforma el karma en dharma. El karma es una energía que deriva de nuestro actuar, mientras que el dharma se relaciona con la naturaleza de la verdad universal. Transformar el karma en dharma nos permite experimentar la consciencia de todo lo que está por dado, de lo real, lo mundano y lo cósmico. 

En realidad, no tenemos un espectro para medir el tamaño material de aquello que nos ocurre por dentro, de lo que sentimos, de lo que nos acontece. Tampoco tenemos una herramienta que nos indique qué tanto puede “cambiarte la vida” una terapia de Gong. Pero basta con que te sientes unos segundos en un espacio seguro y dejes que las vibraciones te atraviesen para que así, sin expectativas, seas testigo de cómo puede afectarnos todo aquello que no podemos ver o verbalizar. 

Viviana Huízar

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